El romanticismo y la cultura 

06.09.2021

"Romanticismo" es uno de los términos más profusamente utilizados en la historia de la música, principalmente para referirse a la música de arte compuesta durante el siglo XIX. La variedad de los contextos en los que aparece, usado indiferentemente como categoría estética, historiográfica e incluso sociológica, hace difícil su definición. Por eso, es importante diferenciar esos usos, fundamentalmente en dos perspectivas: el de la estética, entendiendo el romanticismo como un movimiento de especulación filosófica y el de la relación entre cultura y composición musical, destacando algunos de los temas románticos que tuvieron mayor fortuna a lo largo del siglo XIX.

A partir de la Escuela de Jena, considerado el núcleo generador del romanticismo, las ideas románticas se extendieron por toda Europa, integrándose en las realidades culturales concretas de cada país, así como en los debates artísticos. La difusión de las ideas románticas tuvo como consecuencia un cambio fundamental de paradigma que transformó el estatus de la música, así como el de los músicos, con relación a épocas anteriores.

Principalmente la música instrumental pasó a ser pensada como arte autónomo capaz de expresar lo inefable y el compositor comenzó a ser visto como el genio intermediario entre la audiencia y el mundo espiritual al que daba acceso cada obra musical. La emancipación de la música con respecto al paradigma verbal de la retórica, fue posible gracias a la adopción de un nuevo paradigma, que podemos calificar de organicista, cuya característica estética principal es la valoración de los principios de unidad y coherencia en la obra musical.

Además, el romanticismo, a partir de la Escuela de Jena, privilegió ciertos temas de estudio que se transformaron en tópicos culturales adoptados por los artistas del siglo XIX, escritores, pintores y músicos. Entre todos ellos, destacan, por su popularidad, la historia, el folclorismo, el exotismo y el pintoresquismo, temas en algunos casos relacionados entre sí que proporcionaron el asunto central para sus obras a numerosos compositores. Aunque podemos encontrar las raíces de todos ellos en el siglo XVIII, fue con el romanticismo que adquirieron una poderosa carga simbólica como visiones idealizadas de los 'otros'.


Desde El romanticismo hasta la actualidad

Ya desde tiempos de los pitagóricos se estudió que la música podía ejercer una influencia sobre la actitud y el estado de ánimo de las personas. Dependiendo de una sucesión de acordes y sonidos una determinada melodía podía provocar placer, relajación, rabia o incluso invitar al baile. A lo largo de los años la música ha ido evolucionando, de hecho, bajo el término y significado de "música" se ha dado cabida a muchísimos estilos y sonidos. Entre todos ellos podemos establecer una línea en la que las sonoridades más duras o extremas van avanzando, evolucionando a lo largo de los años y tienen cabida y repercusión en un amplio espectro de público. Bajo el término "extremo" es muy fácil desviarnos por el camino y perdernos en las ramas de la actitud, la estética de la moda que siempre la ha acompañado, la autodestrucción del artista o la marginalidad de según que tipos de música.

Intentaremos seguir una línea e intentar no sobrepasarla excesivamente (se antoja inevitable) de lo referente a la música en si. A modo de curiosidad, y asegurando que no ha existido premeditación alguna, los autores y músicos elegidos para dicho trabajo mantienen (casi) todos cierta relación con el concepto de paganismo. Si para la mayoría de gente el diablo es la antítesis de la cristianidad, dicho concepto sería un error pues el propio diablo no deja de ser un puro invento cristiano, el paganismo parece pues la antítesis más pura pues de hecho su prohibición en tiempos de Constantino y la conversión al cristianismo ya apuntan directamente a una antítesis más lógica. Otra curiosidad es que la mayoría de los genios aquí citados que dan avance hacia lo más extremo tienen ciertas minusvalías que a la postre no fueron un impedimento y si una seña de identidad: locos, mutilados, dedos largos, sordera, etc.

"Nada es más propio de la naturaleza humana que abandonarse a los dulces modos y ser irritada por los modos contrarios; y esto no se refiere (...) a ciertas inclinaciones o edades, sino que afecta a todas las tendencias, los muchachos, los jóvenes y hasta los viejos (...). De ahí que se reconozca que con razón dijo Platónque el alma del mundo fue compuesta con conveniencia musical". (Boecio)

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